miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Ya no duerme?

Tiene un aroma dulce tu boca, pequeña. La madrugada hace cortejo sobre mis emociones luego de un tiempo, tal vez demasiado largo para mi gusto y para el gusto de la caprichosa sombra que sacude a mis adentros.

El pelo oscuro de una mujer, su voz, sus pícaros ojos de mirada cómplice y el color arena de la piel que cubre a su pequeño cuerpo elevan la pluma de un escritor dormido y todo pareciera comenzar de vuelta.

Y es que tiene un aroma dulce tu boca, pequeña, que se mete y que se filtra y que persigue, en el preciso momento en que una canción comienza a abandonar su vientre espiritual para contemplar la luz del mundo.

Existe el universo, y Dios desde su discurso lo ordena. Yo soy un hombre de fe, pequeña y dulce niña de mi música, y vos podes cantar para siempre. Podes conectarte a mis manos, a mi cabeza, a la punta de mi cielo y desde ahi yo puedo cuidarte.

El escritor ya no duerme porque tiene un aroma tan dulce tu boca. Mientras tanto, un angel vestido de blanco cae del cielo y de una estocada rompe el hielo de un río congelado y el agua comienza a correr.

Me acerco hasta la orilla y miro mi reflejo. Todo está en mi bemol mayor, todo suena diferente y la mujer de pelo oscuro me agarra de las manos y entre el blanco de un angel y el verde de la selva, nos perdemos lejos.





jueves, 31 de marzo de 2011

Cenizas

En aquella fotografía en la que extiendo los brazos como queriendo abrazar el mar, se sostiene sobre sus piernas una persona que poco y nada tiene que ver con mi “yo” del momento.


Pasan aproximadamente cinco millones de trenes por una estación cualquiera de Buenos Aires a lo largo de una década. Sin embargo en la vida de una persona y a lo largo de diez años, tengo mis serias dudas de que podamos llegar a contabilizar cinco millones de una misma cosa. Es que estar vivo se convierte en algo tan trivial, tan azaroso, y llegado un punto nos encontramos ciegos y en un lugar que no reconocemos pero que por momentos adquiere cierta similitud con el salón principal de un casino tejano.


Internet, celulares, fast food, twitter, películas, mujeres, hombres, niños, padres, madres, fútbol, facebook, fuckbook, notebook, macbook, música, cuerpos, dioses. Señoras y señores, es ahi donde se pulen los caracteres de la humanidad.


Y miro aquella fotografía, y me causo ternura. Yo no era más que una forma exenta de contenido. Un pote de caviar vacío. Un niño.


Existe un lugar al cual ya ni siquiera mis ojos quieren ir. Ese lugar, junto con la Muerte, constituye la única cosa a la que la humanidad no ha podido darle orden, sentido, dirección ni definición concreta. Ese lugar se llama Amor.


Si estimados lectores. Amor y Muerte son hermanitas prostitutas que seducen a la mísera raza humana con sus dotes de misterio, con el infalible objetivo de atrapar a sus presas ya sea a corto, mediano o largo plazo y dejarlas agonizantes en el desesperante ocaso de la reflexión.


En aquel entonces, yo pensaba mucho en el amor, aunque casi nada en la muerte.